Desde su introducción en el Código Penal tras la reforma de 2015, la prisión permanente revisable se ha aplicado en más de la mitad de los casos en los que se pidió por parte de la acusación. Concretamente, 10 sentencias de 17 contemplaron esta pena para los condenados.
Según los datos recogidos por el Consejo General del Poder Judicial, la primera sentencia de estas características se dictó en julio de 2017. A ella se añadieron cuatro más en 2018 y otras cinco en lo que llevamos de 2019.
En todos los casos el tribunal apreció alevosía en la comisión del delito y aplicó el agravante de parentesco entre víctima y condenado.
Esta figura penal ha regresado al candelero mediático después de que un jurado popular haya declarado a Ana Julia Quezada culpable del asesinato con alevosía del pequeño Gabriel en febrero de 2018. Ella era entonces la pareja del padre de la víctima. La Fiscalía pide para Ana Julia la pena de prisión permanente revisable, así como 10 años por dos delitos de lesiones psíquicas y otros cuatro por los de integridad moral en un procedimiento que ya ha quedado visto para sentencia.